sábado, 18 de mayo de 2013

(La Razón y El Corazón)



"En la vida, como en todo lo demás, lo importante es tener claridad."


Para todo lo que hacemos a diario, debemos tomar una decisión en las que muchas veces los resultados no serán instantáneos ni serán tangibles, sino que más bien, serán apreciados en un futuro no muy lejano. Capacidad de decisión, autocontrol, autoestima y también el aprender a manejar por separado “la razón del corazón”, son cosas que todos deberíamos tener, saber y/o en su defecto aprender.



Vamos por lo esencial.


Somos seres que funcionamos en base a dos grandes “engranajes”:


La Razón y El Corazón.


La Razón es eso que utilizamos en las cosas cotidianas, en el trabajo, en la ruta que planificamos para llegar a nuestra casa, en lo que “en teoría” nos trae más beneficios, etc.

El Corazón por otra parte, se hace presente o se activa, en todo lo demás.
En ese fenómeno “químico” que llamamos amor, (que para mi es como encontrar un receptor a lo que gritamos en silencio).

Está activo cuando nos vemos estancados por no ser capaces de dar corte a relaciones que se vuelven tormentosas, independiente del tipo de relación que ésta sea y no podemos ver con claridad que realmente se volvió algo de carácter “autodestructivo” porque y de acuerdo a nuestro “Corazón”, no podemos ser así, no podemos dañar a alguien mas, (según nuestro criterio) y optamos por ser la única víctima.



La Razón y El Corazón, deben aprender a actuar en “equilibrio” y a la par. De esta forma, lo que una de esas partes no puede resolver, lo hace la otra.



¿Cómo logramos esta armonía?


De la mano de lo que ya conocemos, “nuestras reacciones y  sus consecuencias”.

Cuando ya sabemos que “tal o cual cosa” nos hace mal y eso nos produce un estado emocional que resulta dañino, esa consecuencia se traduce en “entrenamiento” para nuestro “Corazón”.

Con tiempo, “La Razón” disparará señales que nuestro “Corazón” entenderá y así, sabrán trabajar en conjunto.

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