jueves, 9 de mayo de 2013

5 Reglas básicas de “Auto-Respeto”.




Regla número 1:


Priorízate.


En estos tiempos que vivimos, todo tiene un valor adulterado, sin parámetros ni limites conocidos.
En esa búsqueda constante de aceptación, de reconocimiento y de entendimiento, se nos olvida lo más simple, lo más esencial, lo más básico, que no es otra cosa que darle valor a lo que siempre debió ser… 
“A nosotros mismos”. 

Nada, ajeno a nuestro núcleo directo (Familia), merece un lugar equivalente o superior a nuestra posición.
¿Por qué entonces, debes aguantar que otros se sientan con la autoridad moral de pasar por sobre ti mismo?
Basta de eso, nadie es mas que tu, y esto no se trata de algo monetario, profesional ni de “jerarquía social”.

Regla número 2:

Valora y reconoce a tu núcleo.

En la vida, esa misma a la que NO decidimos venir, se nos entregan pocas cosas seguras, tangibles y permanentes.
Familia (raíz) y la muerte. El resto, son cosas que van adquiriendo importancia con el tiempo, que se “agregan” a tu vida, muchas de ellas pasajeras y otras pasan a ser parte importante de la misma.

Es importante entonces, tener claridad de que es lo que se debe valorar, tener siempre presente y que es lo que merece el mismo respeto que tu te debes a ti mismo.
Saber diferenciar lo “falso” de lo “real”, es algo que se aprende con el tiempo, que lo entrega la experiencia y que muchas veces llega junto con el despertar de tu autoestima.

Regla número 3:

Establece prioridades y metas.

Todos tenemos sueños, bueno, muchos de nosotros llegamos concebidos por uno y materializados bajo el concepto de la matriz, eso que indico en la segunda regla.
Somos seres que tendemos a proyectar todo, de una u otra forma, pero proyectamos al fin y al cabo.
Todo lo que esperamos para nosotros mismos, nace de una idea, de un sueño, de una fantasía y poco a poco buscamos la forma de materializar eso, de concretarlo y de mantenerlo en el tiempo.

El establecer “prioridades y metas”, nos sirve para ordenar nuestras ideas, para tener un “plan de acción”. Nuevamente, referente a la segunda regla, son pocas las cosas que se nos entregan de forma segura. 

¿Por qué negarnos la posibilidad de agregar seguridad a nuestra vida?

Regla número 4:

Aprende a poner en la balanza las cosas.

No todo tiene el mismo peso ni la misma importancia, ¿por qué entonces medir todo con la misma vara?
La realidad muchas veces es otra, “no siempre lo entregado, tiene su equivalente en lo recibido”. Sí, existen quienes postulan que “no hay que dar esperando algo a cambio”, pero a fin de cuentas, la decepción pesa más.
Muchas veces entregamos y entregamos y ¿Qué pasa? No es valorado, no es recibido de buena manera y se confunde el “uso autorizado” de nuestra buena voluntad, con el “abuso indiscriminado” de esta última.

Regla número 5:

Aprende a quedarte callado.

Entiéndase lo siguiente:
La gente común, funcionan “de la boca para afuera”, dicen entender, dicen comprender, dicen ponerse en tu lugar y dicen apoyar tus decisiones, entre muchas otras cosas que dicen sin pensar.

A la gente NO le interesa si estás bien, SÍ les interesa cuando estás mal. Ese lado “morboso”, “cahuinero pobre y mal intencionado”, aflora cuando te preguntan como estás y tu contestas “mal”, “bajoneado”, etc.
La gente se alimenta de tu mal estar, se alimenta de verte mal, “te ofrecen apoyo” y al darte vuelta, la puñalada se manifiesta.

Ciertas cosas, es mejor no comentarlas, ciertos “problemas” es mejor intentar solucionarlos por tus propios medios, antes de pedir ayuda.
Todos somos dueños de un mundo paralelo único, el cual debemos preservar y solo “mostrar” cuando sabemos que el espectador, merece tu confianza.

“Esta regla”, es una de las más importantes, nos evita problemas, nos hace ser precavidos y su mejor aliado es la cautela. Y como consecuencia, se produce un efecto “decantador” que solo nos acerca a lo que realmente es prioridad y a lo que realmente merece ser parte de nuestro núcleo directo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario