martes, 4 de diciembre de 2012

(Si no te entiendes, no te entienden)


Es normal y también valido el sentir que “no sabemos para donde va la micro”.

Así como también, el no ser capaces de distinguir cuando algo nos está haciendo mal, cuando algo nos está dañando, y cuando no nos atrevemos a cortar de raíz con aquello que ya debió haber sido eliminado de nuestro sistema, de nuestro círculo y de nuestro día a día.

Para poder entender “nuestros ciclos”, lo primero es “asumirnos como seres cíclicos”, ya lo he descrito en otros artículos, somos seres que tenemos ritmos diferentes, y que lógicamente, mis ritmos y tiempos, no tienen por qué ser iguales a los tuyos.

Partiendo por entender eso, ya habremos ganado terreno importante. Siempre tendremos dudas, siempre habrá algo que nos confunda y que altere nuestro normal funcionamiento. Y es por eso, que para poder pedir que el resto nos entienda, debemos partir por entendernos “nosotros mismos”.

¿Cada cuanto, te tomas el tiempo de ordenar tus ideas?

Si la respuesta es “nunca”, entonces debes partir por ahí. Por tomarte un tiempo, única y exclusivamente para ti, para aclararte, para poder diferenciar entre lo que es un “proyecto alcanzable” y lo que es “un castillo en el aire”.
Si por el contrario, la respuesta es “periódicamente”, entonces el procedimiento, no ha de ser otro, más que el fijar “una meta concretable y absolutamente alcanzable, con un poco de esfuerzo”.

De esta forma, ya habremos comenzado por entender una cosa, “el cómo hacer funcionar a nuestro cerebro”, ese que también es racional, pero que a ratos, no distingue más que emociones.

Siempre, antes de pedir entendimiento al resto, debemos ser capaces de “entendernos” nosotros mismos, y en primer lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario